La arqueología maya, en el sureste de México, cumplirá esta semana su cita anual -desde hace unos cincuenta años- con la arqueología y la astronomía con el descenso del dios Kukulkán sobre las escalinatas del Castillo de Chichén Itzá, que marca el inicio de la primavera en el hemisferio norte.
El fenómeno de luz y sombra que se registra en la alfarda norte del castillo de las ruinas mexicanas de Chichén Itzá simboliza el descenso de Kukulcán, el dios maya que fertiliza la tierra.
La difusión del fenómeno de la Serpiente Emplumada tiene uno de sus antecedentes en los años setenta gracias al artículo denominado "Una hierofanía en Chichén Itzá" del investigador francés Jacques Rivard, publicado en la revista Katunoob el 1971, explicó este miércoles a Efe el arqueólogo mexicano Alfredo Barrera Rubio.
"Pero no trascendió a nivel popular sino hasta que el especialista en antropología Luis Arochi anunció el fenómeno (en 1974)", añadió el investigador del Instituto de Antropología e Historia (INAH) en el suroriental estado de Yucatán.
Barrera Rubio, ganador de la Medalla Yuri Knorosov 2015 en Mérida, explicó que después del anuncio "Arochi realizó una serie de libros para divulgar el fenómeno de luz y sombra y a partir de ahí empezó a fluir gente para disfrutar la bajada de Kukulcán cada 21 de marzo, que coincide con la efeméride del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, y con el equinoccio de primavera".
Sin embargo, el escritor e investigador señaló que los visitantes pueden observar el fenómeno dos días antes y dos después del equinoccio de primavera, que este 2019 será el 20 de marzo.
La bajada de Kukulcán, considerada como una hierofanía -es decir, un acto de manifestación de lo sagrado-, "causa interés en el mundo por el simbolismo en el calendario que se registra en el Castillo de Chichén Itzá", que desde 2007 fue designado una de las Siete Maravillas del mundo moderno.
"Para construir el Castillo de Chichén, igual que otros edificios de la cultura maya, los arquitectos prehispánicos tomaron en cuenta la posición de los astros", comentó el investigador adscrito a la Sección de Arqueología del Centro INAH-Yucatán.
El simbolismo calendárico del Castillo se demuestra en los 91 escalones que hay en cada una de las alfardas que rematan con la plataforma final que está en la cúspide y hacen 365 días del año solar.
Sobre el descenso de Kukulcán en el equinoccio, que de acuerdo con los sacerdotes mayas llega para fertilizar la Tierra, "es una de las fechas importantes en el calendario mesoamericano, así como el 3 de mayo, que significa el inicio del período de lluvias".
El investigador informó que no solo en la zona arqueológica de Chichén Itzá o Dzibilchaltún se registran fenómenos de luz y sombra, pues hay otros fenómenos similares en lugares "como Uxmal, El Palomar, Tulum, Oxkintok y algunos más de la Ruta Puuc".
Por otra parte, el director del Patronato de las Unidades Culturales y Turísticas de Yucatán, Mauricio Díaz Montalvo, informó a Efe que en coordinación con el INAH pondrán en marcha operativos de vigilancia y logística para brindar servicio a los visitantes del mundo que acuden anualmente a presenciar fenómenos arqueoastronómicos en esta región de México.
"Este año esperamos de 15.000 a 18.000 visitantes de Estados Unidos, Asia, Europa y Latinoamérica que llegarán para ver el descenso de Kukulcán, atraídos por el fenómeno de luz y sombra y la intensidad de su historia, ya que los antiguos mayas adoraban a la deidad en forma de serpiente", indicó.
Díaz Montalvo dijo que esa cifra de visitantes representará un 5 % más en relación con lo registrado en 2018.
Si Kukulcán baja, es decir si se forman los siete triángulos isósceles en el costado del Castillo que asemejan el cuerpo de una serpiente, "se auguran buenas cosechas, pero en caso contrario, los mayas creían que tendrían problemas con la agricultura".
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